miércoles, 4 de mayo de 2022

Del dolor.

Quisiera poder esconderme de vos. Ahuyentarte rápidamente, esquivarte. Pero es inevitable. Ahí estas, y apareces cuando menos lo deseo. Y empiezo a hacer cosas que no puedo asimilar. Todo tiene una consecuencia. Y lo que vos me haces hacer, me sorprende a mi misma. 
Me cuesta bastante poder explicar, poner en palabras todo esto, porque lo estoy atravesando en este momento. El dolor que siento dentro mío, que viene de mi misma. Se retuerce en mi estomago, gira, se hace sentir. Sube hasta mi pecho, a veces dándome palpitaciones, hasta atravesarse en mi garganta. Se mantiene ahí un tiempo, lo suficiente para mantenerme callada. El sufrimiento esta ahí, punzante, latiendo. Yo creo identificarlo, creo dominarlo. Intento detenerlo ahí, justo en mi garganta, antes de que salga como un sinfín de palabras sin sentido. Intento respirar, dejarlo pasar lentamente. 
Pero no.
Nunca puede ser así. 
Estalla con un ferviente grito. Siento el pataleo, la locura, el resentimiento. 
De golpe, un fantasma aparece en mi habitación. ¿Quién sos? ¿De donde salís?. Pregunto ilusamente, como si en realidad no conociera la respuesta.
Esa presencia maligna, no contesta. Pero sonríe. Sabe que ya logro mi atención, y sabe que a partir de ahi, se va a hacer mas grande, mas poderosa. 
Obviamente, me detengo. Pienso. Tengo miedo. Esta ahí, sin hacer nada, sin razón. Decido ignorarlo. "No pasa nada" me digo a mi misma. Pero esa figura se mantiene ahí, y lo contagia todo. 
En menos de un segundo, todo lo tiñe de oscuridad. 
Cuando no hay luz, todo es muy confuso. Las cosas se parecen a una y en realidad son otra.
Comienzo a trastabillar, a cometer errores. Doy pasos en falso, y caigo.
Caigo.
En el dolor, una vez mas.