El silencio. ¿Por qué le temo tanto al silencio?
Ruido. Necesito ruido constante. Personas hablando, musica. Sonido.
Es mi voz indómita la que me perturba.
Soy yo.
Me temo a mi misma.
A mi propio dolor.
¿Es realmente el temor a enfrentar el dolor? ¿Por qué me cuesta tanto reconocerme vulnerable? ¿Acaso no es que yo puedo con todo?
¿Soy yo?
O es, en realidad, mi personaje. Esa máscara que he construido a lo largo de tantos años.
¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿Cual es mi deseo?
Triunfar. Ser reconocida. ¿De qué estoy hablando? Reconocida por quién. ¿Por qué me importa tanto?
Tengo que dejar de darle lugar a eso. Porque eso me recuerda precisamente todo lo contrario. El peso de no haber sido.
Esto me lleva indefectiblemente a una frase que alguna vez alguien dijo "Triunfar es algo que no es necesario que sea de estado público. El triunfo es: SATISFACCIÓN"
Debo confesar que en algún momento esta frase me parecía absolutamente romántica. Hoy la pongo un poco más en cuestión. Entiendo que se refiere al "éxito" o mejor dicho la "fama". Pero cuando habla de la satisfacción, el triunfar ya deja de pertenecer al mundo de los deseos.
Lo que más me interesa de esta idea tiene que ver con el "estado público", convengamos en que esta cita pertenece hace unas decadas atras. Donde por ahí los límites de lo público y lo privado no estaban tan desdibujados.
Me fui totalmente por las ramas.
En fin.
Mi cabeza.